San Sebastián 17

Por segunda vez consecutiva, Cinezin ha estado presente en la edición 65 del Festival Internacional de Cine de San Sebastián o Donostia Zinemaldia. Este año empezó el 22 de septiembre hasta el día 30 y vino cargado de buen cine en todas y cada una de sus categorías. Como en la pasada edición, enviamos a Víctor Navarro (@vic_tornd), colaborador de Cinezin, para que nos informe día a día de lo que pasa y ve en esta prometedora edición de uno de los festivales de cine más importantes del mundo. A continuación tenéis el palmarés final de esta edición y la cobertura entera del Festival.

PALMARÉS FINAL

SECCIÓN OFICIAL
Concha de Oro a la mejor película: ‘The Disaster Artist’ de James Franco
Concha de Plata a la mejor dirección: Anahí Berneri por ‘Alanis’
Premio Especial del Jurado:  ‘Handia’ de Aitor Arregi y Jon Garaño
Concha de Plata a la mejor interpretación masculina: Bogdan Dumitrache por ‘Pororoca’
Concha de Plata a la mejor interpretación femenina: Sofía Gala Castiglione por ‘Alanis’
Premio del Jurado al mejor guión: Diego Lerman y María Meira por ‘Una especie de familia’
Premio del Jurado a la mejor fotografía: Florian Ballhaus por ‘The Captain’

OTROS PREMIOS
Premio Kutxabank de Nuevos Directores: ‘Le semeur’ de Marine Francen
Premio de Horizontes Latinos: ‘Los perros’ de Marcela Said
Premio Irizar al cine vasco: ‘Handia’ de Aitor Arregi y Jon Garaño
Premio del Público: ‘Tres anuncios en las afueras de Ebbing, Misuri’ de Martin McDonagh
Premio del Público Película Europea: ‘Custody’ de Xavier Legrand
Premio EROSKI de la Juventud: ‘Matar a Jesús’ de Laura Mora
II Premio Feroz Zinemaldia: ‘The Disaster Artist’ de James Franco
Premio Sebastiane: ‘120 pulsaciones por minuto’ de Robin Campillo
Premio TVE Otra Mirada: ‘Custody’ de Xavier Legrand
Premio Cine en Construcción: ‘Ferrugem’ de Aly Muritiba
Premio Zabaltegi-Tabakalera: ‘Braguino’ de Clement Coguitore


DÍAS 7 y 8: DUDAR

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No vemos como los operarios descuelgan carteles pero la lluvia, que se había escondido durante todos estos días, empieza a limpiar las calles para recordarnos que esto termina. Me aferro a mi acreditación ante la incertidumbre que sé que me espera cuando vuelva esta noche a casa. Muchos nos miran y preguntan «qué hacemos aquí con la que se está liando» y me invade el fantasma de la duda que hace meses me hiela la nuca. Creo que le llamo con miedo pero en realidad me reconforta tenerlo al lado. Pienso que más que nunca, cuando uno no sabe que pensar ni que sentir, en la noche oscura del alma hay siempre un proyector dispuesto a funcionar. Porque es fácil caer en la tentación de leer esos libros, ver esas películas o escuchar esas voces que confirman nuestra realidad y nos tranquilizan al pensar que estamos en lo cierto; pero lo fácil no acostumbra a ir de la mano de lo necesario.

Como el que toma un sendero que sospecha equivocado encaminamos los peldaños de las escaleras que nos llevan a la cortina de terciopelo rojo que vigila el patio de butacas y tomamos puesto sin hacer ruido. Es precisamente en esa oscuridad de iluminación intermitente que uno consigue descubrir, cuando al abrir las puertas a la calle se ciegan las pupilas, que en su bolsillo han aparecido pinceles y lapices, y que aquello que ahora ve se parece inquietantemente a aquello que hace un rato veía pero a la vez se respira completamente distinto.
Supongo que ahí debe radicar la esencia del buen cine: nunca confirmar, siempre dudar.

La Llamada:

Si digo que se trata de una película divertida, optimista y enérgica estaré recalcando lo que ya dicen con razón todos los medios. Para mí una de sus mayores virtudes está en la forma de hablar sobre fe y espiritualidad (y en definitiva catolicismo) desde la absoluta comprensión y falta de prejuicios. Dudo que alguien pueda sentirse ofendido por un solo chiste en la película con lo fácil que es caer en el tópico si pones en un mismo plano dos monjas y dos «chonis». Huyen del estereotipo a toda prisa y de qué manera. Larga vida a los Javis, creadores de la genial Paquita Salas, sin duda uno de los mejores talentos de la comedia con corazón del panorama español actual.

The Disaster Artist:

Consigue sublevar el fenómeno «The Room» a un nuevo nivel. Si Mother! ha sido la más polarizada, esta se lleva el premio a la más querida con ovaciones espontaneas durante la proyección y un estallido final en los créditos. Una comedia hilarante en el sinsentido y con un James Franco completamente transformado que bien merece llevarse el premio al mejor actor en esta pobre sección oficial que ha conseguido elevar.

The Florida Project:

Sean Baker, junto quizás con Barry Jenkins, representa esa talentosa nueva corriente del cine americano que pone el foco hacia los estragos que el capitalismo salvaje genera en la población marginal de Estados Unidos, que cada vez se revela menos marginal y más sintomática. Con Tangerine consiguió un hito que, más allá de la anécdota de ser rodada en un Iphone, contiene en un solo minuto más verdad sobre lo que es la ciudad de Los Ángeles que toda la película de La La Land hasta el último de sus créditos.

A través de dos fantásticas niñas (se podrían hacer amigas de las de Estiu 1993) empieza como una obra costumbrista ligera para ir ennegreciendo a golpe de realidad hasta revelarse con una crudeza desoladora que sólo suaviza con un punto de fantasía final. Un guión que no cae en el juicio fácil y cuenta con una dirección magistral que transpira verdad por cada uno de sus planos. Más allá del genial plantel femenino que deslumbra en todo el film Willem Dafoe compone uno de los personajes más tiernos del cine de estos últimos años. Es la película que el cine americano necesita aunque quizás no sea la que desea.

Loveless:

Un guión, que parte de una premisa muy interesante, a veces se equivoca al coger la brocha gorda y no termina de estar a la altura de la magistral dirección. Entre en el divorce drama y el suspense pinta esa Rússia salvajada que lejos de la estepa se refugia en las casas burguesas de Moscú. Aun así uno tiene esa extraña sensación de lo que pudo haber sido y no fue.

La Peste (TV Movistar +)

El mal sabor de boca que nos dejó Vergüenza ha sido remediado. Su secuencia inicial deja boquiabierto a cualquiera al constatar que, gracias a un presupuesto de 10 millones, la puesta en escena no tiene nada que envidiar a las producciones americanas. Absolutamente nada. De la mano de una cámara curiosa uno recorre todos los recovecos de la Sevilla del siglo XVI con una aproximación histórica que se nota muy bien calculada. Si algo se le podrá reprochar (aunque queda por ver) es un guión un tanto apresurado o fácil en ocasiones, aunque esté a años luz de calidad respecto a cualquier serie de producción española de los últimos tiempos. Movistar se pone las pilas.

Le lion est mort ce soir:

Una película de múltiples lecturas que se nota hecha con amor por el cine. Jean Pierre Leaud siempre está dispuesto a jugar y los niños que lo acompañan revitalizan toda la historia del cine que refleja su piel. Es curioso como el cine asiático actual está consiguiendo capturar mucho mejor las consignas de la Nouvelle Vague que cualquier autor europeo. Lo peor de la cinta es la trama fantasmagórica que puede generar un ataque de cursileria pero aun así termina bien redonda.

The Wife:

Supera el fiasco de Submergence pero no la vieja consigna que dice que las pelis de inauguración y clausura son siempre malas. Seguramente, el guión un tanto desbordado y la puesta en escena descuidada que roza lo cutre no se aguantarian de no ser por Glenn Close y Jonathan Pryce. Ellos solos llevan el peso de toda la película y siempre es una gozada asistir a una clase interpretativa como la que imparten. Por variar, me invade de pena pensar que una premisa tan buena es desperdiciada de tal forma.

DIAS 5 y 6: FALTA (de) RESPETO

Canción: Calle 13 – Vamo’ a portarno’ mal: https://www.youtube.com/watch?v=PKE_6OmBijk

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Nunca me ha apetecido entrar en el debate de si se debe o no se debe comer palomitas en el cine porque me parecería de igual ambigüedad que debatir si debería volver a permitirse fumar dentro de la sala. Ante la duda mi consejo es siempre el del respeto hacia los demás espectadores, tanto como para no ahogar con tus propias manos a la señora mayor con el caramelo como para no convertir tu merienda en el diseño de sonido de un documental sobre animales carroñeros.

A cuento de esto vienen dos momentos vividos en estos dos últimos días del festival. Ayer por la tarde fuí a una proyección (con todo el equipo de tal película presente) que me dejó tan abochornado que decidí marcharme antes de la mitad. Hubiera podido hacer algún sonido bucal mientras bajaba o caminar ruidosamente para mostrar mi enfado como alguien sugirió, pero me pareció mucho mejor guardarme esa opinión para cuando ya estuviese fuera o para la reflexión que ofrece esta escritura.

Un crítico con ideas bastante opuestas a estas se cruzó en nuestro camino en la proyección nocturna de “Morir” de Fernando Franco. Utilizo la indefinición porque, aunque conozco sobradamente la identidad de este perfecto imbécil, voy a optar por protegerlo ante la oscuridad que la sala le ofrecía. En el clímax final de la película, un momento precioso cargado de ansiedad en que el director optó por poner unos segundos de completo silencio, a él le pareció oportuno manifestar su opinión soltando un sonoro e indignado “¡Ya era hora!”. Ya no es que a nadie le importe lo que opina, que también, es que tal acto fue tan agresivo que rompió la intimidad de toda la sala y cualquier límite que pudiese existir sobre el respeto. Lo peor de todo es que este señor contaba con una acreditación de prioridad proporcionada por el festival que le permite pasar antes que nadie a las proyecciones para prensa. Tendría que pedir a la organización que fueran un poco más selectivos en la adjudicación de tales privilegios pero como visto lo visto en festivales como el de Cannes se lleva también esa tendencia al abucheo final voy a pensar que es tan solo que la crítica ha olvidado en general lo que respetar significa. Ya lo dice la enfadada sabiduría popular que quizás deba aplicarme: “quién no sabe crear, critica”  

Wonderstruck:

Los que vayan a buscar algo más de Carol que se queden en la puerta pero los que confían en Haynes, sea cual sea su historia, serán bienvenidos. Después de años de recorrido, se atreve por primera vez con una película para todos los públicos, con un guión que podrán prevenir los más adultos pero con unas formas delicadas como es habitual en su cine. En mi opinión el mecanismo de montaje partido resulta aburrido pero es cierto que es lo único que mantiene un interés en el guión.  

Vergüenza (TV Movistar +)

La primera serie que presenta la plataforma de VOD ante lo que será su gran apuesta de este año prometía pero se quedó en promesa (de los diez capítulos que proyectaban nos fuimos de la sala al segundo). Juan Cavestany y su gente, en el coloquio inicial, hablaban de comedia incómoda pero del gran referente que es en esa materia Ricky Gervais solo queda lo grosero. Precisamente la obra de ese autor funciona porque solo uno de los personajes es un gran imbécil en un mundo de correctos pero en el caso de Vergüenza la proporción se invierte rompiendo la receta.En caso que lo de “incómoda” se refiera a la sensación que tienes cuando alguien cuenta un chiste sin gracia consigue su propósito, pero sinó resulta zafia y manida. El co-guionista comentaba que han tardado nueve años en tirar adelante, me sabe muy mal decir esto porque comprendo el esfuerzo mental que supone tal tarea, pero el humor que brilla parece efectivamente de hace una década.

Morir

A uno se le pueden caer gotas de sudor si en los primeros minutos se deja llevar por la cara de intensidad de los personajes ante paisajes lluviosos pero la película evoluciona (más que) bien. Fernando Franco profundiza en las aguas turbias del condenado a muerte pero con más atrevimiento en esa cara amarga que, todos los que hemos vivido algo como eso de cerca, deseamos olvidar de la persona una vez se ha cumplido tal condena.
Me parece incomprensible que no concurse en la Sección Oficial, especialmente por el bajo nivel general de este año peró aún más por no poder ver como Marian Álvarez levanta el premio a mejor actriz. Cada una de sus palabras y sus silencios cuentan mil cosas a la vez y eso de un actor no es un personaje, es un regalo.

Marrowbone:

Entretenida y con algún susto que tampoco va a traumatizar a nadie, clara heredera gótica de El Orfanato de Bayona (que ejerce esta vez de productor) consigue mantenernos pegados del primer al último minuto a la butaca. No se puede decir que la trama esté llena de sorpresas para los habituales del género pero está suficientemente bien contada y dirigida para merecer el precio de una entrada.

Happy End:

¡Voto a favor para el Haneke más autoparódico! A aquellos que se la tomen muy en serio quizás les aburra un nuevo relato sobre la decadencia de la burguesía pero los fans del autor van a encontrar una peli llena de referencias a su obra. Como en el caso de Haynes, se trata de un hombre que a sus 75 años aún se atreve a explorar nuevos territorios y, me van a perdonar, pero eso bien se merece un aplauso o dos.

Mother!:

Esta es sin duda la sensación del año. Cualquier cosa que diga podrá ser utilizada como spoiler en mi contra pero a la vez la idea que les genere no se acercará mínimamente a lo que van a presenciar. A los que se la tomen muy en serio les va a irritar y aquellos que vengan a divertirse les parecera una de las películas del año. En mi opinión es el ejercicio cinematográfico más atrevido de todo el festival ante algunos que han olvidado que al final uno al cine va a vivir una experiencia. La polémica está servida y sí, voy a mojarme: a mí me ha encantado.

DIA 3 y 4: A GOLPE DE FRAME

Canción: M.I.A. – Paper Planes: https://www.youtube.com/watch?v=ewRjZoRtu0Y

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Ya empieza a caer la lluvia a la que tanto nos acostumbramos las pasadas ediciones y a falta de calle la revolución quiere hacerse en la sala de cine. Aunque querer no es deber, pues para la revolución hace falta una idea o sinó se queda sólo en turba; lo mismo que una bandera resulta una simple tela de colores un mal filtro rojo sobre una imagen es tan solo eso. A mi parecer,  la idea debe buscar la imagen y nunca lo contrario, o uno puede caer pretencioso. Casi como a propósito, las películas de hoy desean ser un puñetazo al estómago y la polémica queda servida a las mentes de los espectadores, algunas más puntiagudas que otras pero todas a la espera que la lluvia termine en inundación.

Three billboards outside Ebbing, Missouri

Que Martin McDonagh doma como nadie el guión es evidente, pero a veces la confianza de uno (validada ampliamente en Seven Psychopaths) es su peor traicionera. La película tiene desde el principio garra en cada gag, es corrosiva en su crítica a la sociedad sureña de Estados Unidos y eso es satisfactorio y hasta excitante (hubo aplausos espontaneos durante el pase). Los personajes consiguen caer en simpatia a pesar de sus terribles ideologias racistas y homófobas y cada uno de los actores de la película los defiende maravillosamente. Esa sensación que todo esto ha ido gestando culmina en un clímax que sienta como una  bomba en nuestro estómago pero es en la parte final donde a uno le chirria un poco más. El guión, que ya nos había enganchado, parece obligado a seguir con los trucos cuando ya no hacen falta y parece que McDonagh se ablanda en la conclusión, que resulta mucho mas benévola de lo que prometia y tiñe de amigüedad la crítica que apuntaba. A pesar de todo es en general muy buena y esta cerca de ser la obra maestra del autor, con lo mas ácido de los Cohen y un punto macarra a lo Tarantino.

Princesita:

Cuando la directora en la presentación ha dicho: «Espero que la disfruten, bueno no es para disfrutar pero que pasen por un estado» he temido lo peor. En efecto mis sospechas se confirman en una película pretenciosa como mínimo y ofensiva si me paso. Filtros de instagram y el 70% de la película a camara lenta sin ninguna intención aparente mas allá de ahorrar dias de rodaje (aunque la directora se excuse en lo onírico). Todo para hablar de una secta con los mismos tópicos que ya conocemos y con un más que innecesario morbo en las escenas finales que hará las delicias de los más pervertidos.

120 Battements par minute:

«La película que emocionó a Almodóvar». Un retrato fiel sobre los estragos que hizo el sida en la sociedad francesa de los 90 y quizás una de las mejores películas sobre activismo que jamás se han hecho. La cinta mantiene a través de la dirección un pulso continuo que hace que salga aturdido y desconsolado. No es apta para aprensivos y seguro va a emocionar a aquellos que vivieron o viven esta realidad de tan cerca. Si se le puede reprochar algo es que caiga algunas veces en esos tópicos de cine social francés tan reconocibles pero la causa es tan noble que uno le perdona cualquier cosa.

You were never really here: 

Película What The Fuck de la edición. Muchos juegos de dirección y montaje divertidos y con punch hasta llegar a ser salvajes pero que parecen ir en una dirección y te dejan al final vagando en la incertidumbre preguntandote como llegaste hasta ahí. Joaquin Phoenix construye un gran personaje (merecido premio pues en Cannes para él) y el dueto que forma con su madre es también de lo mejor. La banda sonora, que quizás pase desepercibida, es para mi de las más originales del año y de lo mejorcito del festival. ¡Arriesguense a ser decepcionados!

DIA 1 y 2: DONOSTI Y EL DESEO

Canción: La Bien Querida – 7 Días Juntos: https://www.youtube.com/watch?v=hJKo8u9EaHc

CallMebyYourName_Fotopelícula_15173.jpgNo debe haber en el mundo sentimiento más desquiciado que el de desear algo que uno ve imposible conseguir. A veces me gusta pensar que nuestra existencia gira alrededor de eso: lo que algunos llamarían sueños o objetivos, la semilla que un día el deseo plantó en nuestro cerebro, a través de un gesto atisbado por el rabillo del ojo o una idea prohibida pensada antes de dormir.  El cine, en su incansable labor por reproducir la realidad, se ve obligado a ocuparse de eso y qué muestra más clara que otro de los tópicos de manual de guión precisamente mencionado en una de las películas de hoy: un personaje siempre quiere conseguir algo. Las películas de estos primeros dias, aunque me temo que también las de los días que faltan por llegar, se ocupan del deseo con más o menos gracia.

Submergence:

El título de la nueva película de Wim Wenders no encaja con su falta de profundidad y absoluta frívolidad.

La crítica aquí.

Call me by your name:

Una película compleja contada con una pureza absoluta libre de cualquier artificio. Un guión trabajado desde el primer minuto que revienta cualquier tópico manido del (mal llamado) cine LGTB contando un relato sin prejuicios sobre el deseo sexual y el primer amor. No hay un solo actor que no deslumbre ni un solo gesto que deje de sorprender. Esta es sin duda una película que el mundo necesita y que por primera vez en mucho tiempo no esta solo hecha para un público gay. No demoniza, victimiza o castiga porque simplemente cuenta una historia tan pura que cualquier espectador se siente apelado. Luca Guadagnino empieza a ser de los grandes. Es sin duda la película de la temporada.

El Autor:

Una película como página en blanco, una especie de extranjero de Albert Camus que se consume como una comedia divertida casi sin pretensiones. Es precisamente en el gag donde brilla menos y cae en el humor (a veces) fácil, pero la reflexión que me despierta en general (que desconozco si aparece en la novela de Javier Cercas en la que se basa) merece la pena. Los secundarios de ideas extremistas llenas de odio terminan por ser mas persona que el sociópata sin ideales.

La Doleur:

La película puede resultar interesante ante los que desconocemos la vida de Marguerite Duras. Sin embargo queda demasiado subordinada por una parte al texto original, llenando silencios con una verborrea soporífera, y por otra a la inevitable referencia a Hiroshima Mon Amour, por lo que termina convirtiendose en un homenaje más que una obra independiente. De todos modos la forma sigue siendo arriesgada y la actriz principal, Melanie Thierry, brilla en cada plano y se postula como una de las primeras candidatas a mejor actriz

On Body and Soul:

Sorprende que se llevara el Oso de oro en el pasado festival de Berlín una película tan correcta. Cae muy simpática pero no consigue despegar de ahí. La trama secundaria me resulta prescindible y a mi parecer, con una premisa tan estimulante, terminaría funcionando más como corto que como largo.

Una mujer fantástica:

Sin duda Sebastián Lelio es de los realizadores chilenos más originales de los últimos años (con un estilo parejo al de su productor Pablo Larraín) pero lo que parecia una película sobre la realidad transgénero distinta termina en sus minutos finales cayendo un poco en los tópicos de este tipo de ficciones. Lo mejor de la película es el descubrimiento de Daniela Vega (quien a parte de actuar canta como los ángeles) y la fotografía desbordante como las cataratas con las que empieza.