
Reseña de ‘Drive My Car’
‘Drive My Car’ es una historia humana y poética, un relato intenso y extenso sobre la reconciliación con uno mismo y sobre la pérdida de un ser querido.
Cuando Drive my car de Ryûsuke Hamaguchi (quien el año pasado también estrenó la estimulante La ruleta de la fortuna y la fantasía y escribió el guion de La Mujer del Espía) se presentó en la Competición Oficial de la pasada edición del Festival de Cannes, la mayoría de presentes en la proyección del film llegó a un consenso: era la mejor película de cuantas luchaban por la ansiada Palma de Oro. Tanto es así que fue la que más premios obtuvo en su sección: Mejor guion por parte de un jurado que, al parecer, estaba dispuesto a otorgarle el premio gordo (según las malas lenguas, fue Spike Lee quien se negó a ello, dándole, finalmente, el galardón más prestigioso del mundo del cine a Titane de Julia Ducournau), y el premio FIPRESCI por parte de la crítica.
Así pues, los que no tuvimos la fortuna (pero sí la fantasía) de acudir al certamen, veíamos cómo, mes a mes, crecía nuestra ansiedad por ver lo nuevo de uno de los directores asiáticos más interesantes del panorama actual, hasta que, por fin, el 4 de febrero de este año, gracias a Elastica Films y Filmin, pudimos ver Drive my car en pantalla grande (como debe ser), enamorando a muchos e irritando a otros, como viene siendo habitual cuando hablamos de obras de arte y no de productos de plástico de consumo rápido.
Drive My Car da todo lo que pedimos al séptimo arte
De esta manera, tras conocer el gran triunfo de la cinta que nos ocupa en los premios de la Academia de cine japonés (obteniendo los galardones de Mejor película, dirección, guión, montaje, fotografía, actor principal, edición y grabación de sonido) y habiendo recibido decenas de lauros y nominaciones a lo largo y ancho del globo terráqueo, es hora de responder a la pregunta del millón: ¿Por qué ha cosechado tantos parabienes desde que se estrenó en Cannes? La respuesta es muy sencilla (aunque algunos espectadores menos acostumbrados a ciertos tempos y esquemas narrativos no la sepan encontrar): nos da todo lo que le podemos pedir al séptimo arte.
Inspirándose (que no adaptando) en el relato homónimo de Haruki Murakami (que podemos encontrar en el libro Hombres sin mujeres), Hamaguchi nos regala una historia humana y poética, un relato intenso y extenso sobre la reconciliación con uno mismo y sobre la pérdida de un ser querido en esa obra de teatro que es, en definitiva, nuestra propia existencia. Drive my car es, al fin y a la postre, el viaje de toda una vida en un SAAB 900 Turbo rojo. Todo esto contado desde la más pulcra naturalidad, sin presencia alguna de pirotecnias técnicas o fuegos artificiales, introduciendo al espectador en la película como si de un personaje más se tratara.
Hamaguchi y Murakami
Con esto, consigue un hipnótico encandilamiento de quien se deje atrapar por la propuesta y asumiendo el riesgo al mismo tiempo de que no todo el mundo se vaya a enamorar de este film de tres horas que presenta un ritmo sosegado, pero que mantiene en todo momento la vitalidad interiorizada en su urdimbre. Otro riesgo que toma el director de la aún más larga Happy Hour (que podemos ver en Filmin dividida en tres partes) es el de despegarse del relato original de Murakami, expandiéndolo a su manera, profundizando en la personalidad de los protagonistas y la relación entre ellos, ensanchando por los lados y en sus vértices todas las subtramas presentes en la obra del escritor de Tokio Blues.
Así las cosas, donde Murakami nos presentaba una historia a modo de flashbacks que narraba, desde la perspectiva del personaje principal (un actor de teatro especialista en la obra de Chéjov), los recuerdos de este con su mujer, su relación con el amante de su esposa (uno de tantos) y el vínculo que se va forjando entre el intérprete y su nueva chófer, Hamaguchi inventa nuevas tramas para los personajes. Con ellas ahonda en la profesión del main character y su día a día con los actores de la compañía de teatro que dirige y traza con más ahínco y precisión la relación emocional entre chófer y actor, arañando en las heridas de su pasado y pellizcando el corazón del público.
Conclusión
Sin duda, Drive My Car consiste en una película inusual en su narrativa, contemplativa en su ritmo, vital (y vitalista) en su propio carácter, sensorial en su música, elegante en su fotografía y emocional en su facilidad de conectar con el lado más visceral del respetable. ¿La mejor película de 2021? Juzguen ustedes mismos.
Lo bueno: su capacidad de introducir al espectador en su historia de manera tan hipnótica como natural.
Lo malo: el riesgo de que esto pueda no suceder con algunos miembros de la generación TikTok.
Nota: 8,5/10
Reseña a cargo de Eduardo Bernal (@bernax16)
Título original: Doraibu mai kâ | Dirección: Ryusuke Hamaguchi | Guion: Ryûsuke Hamaguchi,Takamasa Oe. Historia: Haruki Murakami | Fotografía: Hidetoshi Shinomiya | Música: Eiko Ishibashi | Reparto: Hidetoshi Nishijima, Tôko Miura, Reika Kirishima, Sonia Yuan, Satoko Abe, Masaki Okada, Perry Dizon, Ahn Hwitae | País: Japón | Duración: 179 min. | Género: Drama | Distribuye: Filmin | Cines: 48 | Fecha de estreno: 04/02/2022.

