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Oslo, 31 de agosto

‘Oslo 31 de agosto’ es la historia, pocas veces narrada, de existencias equívocas que se van tornando ominosas, de la misma manera que la claridad vital del día transita hacia la opacidad de la noche que acabará tornándose perpetua.

Título original: Oslo, 31. August
Dirección: Joachim Trier
Guion: Joachim Trier, Eskil Vogt. Novela: Drieu La Rochelle
Fotografía: Jakob Ihre
Música: Ola Fløttum
Reparto: Anders Danielsen Lie, Hans Olav Brenner, Petter Width Kristiansen, Kjærsti Odden Skjeldal, …
Fecha de estreno: 31/08/2011
País: Noruega. Duración: 95 min. Género: Drama.
Distribuye: Abordar. Plataforma: Filmin. Trailer.

Sinopsis: Narra las veinticuatro horas de la existencia de Anders, un joven de 34 años en proceso de desintoxicación, pero apuesto y con talento que, sin embargo, sucumbe a todas las oportunidades que la vida le ha brindado. Después de una entrevista de trabajo que frustra él mismo, emprende su particular aventura por la ciudad, en la que se encuentra antiguos conocidos y amigos a los que cree que ha defraudado. El advenimiento de la noche deshará el polvo de la vida cotidiana y se sumergirá en la esperanza de un nuevo amor.

Dicen que el verano es una época ambigua y de transición. Todas las personas debemos lidiar con el paso del tiempo y la mutabilidad, dado que son las únicas certezas que nos aguarda la vida desde que nacemos hasta que morimos. Adaptada libremente por Joachim Trier de la novela El fuego fatuo (1931) de Drieu La Rochelle —-previo paso por el cine mediante Louis Malle en 1963—- Oslo 31 de agosto (2011) es una obra que deja una huella indeleble cambiando el París colorido de La Rochelle por un Oslo plomizo y atemporal que cristaliza en el compungido rostro de Anders rumores de frustración y dificultad que se hacen explícitos en los silencios.

Joachim Trier dirige una película contemplativa que eleva sus expresividades narrativas al paroxismo en los primeros planos, allí donde la existencia de Anders se ve recortada por su figura totalmente ennegrecida, constituyendo una alegoría notable de su estado vital. Plantado en sus 30, la vida del joven discurre pesarosamente mientras observa sin ser visto. Invisible para los demás, a su alrededor se intuye el contraste de un alma incomprendida incapaz de imantar con las otras, fariseos que llevan vidas en apariencia organizadas pero anodinas e insatisfechas, plagados de problemas insulsos y necedades. Más dañino es el contraste con las jóvenes solteras, rubias, brillantes y lozanas, con ambiciones, que sin duda desearía conocer. Pero esa actitud rayana en lo frívolo y los gestos autodestructivos se lo impiden, excepto en esas horas frenéticas de la noche en que la gris temperatura de la vida se inunda de luces de neón y se ahogan en alcohol y drogas.

La película transmite la tristeza de un potencial derrochado que, sin embargo, no se circunscribe a Anders ni a una ciudad como Oslo en una época ambigua y de transición como la estival. Oslo 31 de agosto es la historia, pocas veces narrada, de existencias equívocas que se van tornando ominosas, de la misma manera que la claridad vital del día transita hacia la opacidad de la noche que acabará tornándose perpetua. Muchos señalan en rojo el 31 de agosto en el calendario, dado que es identificado como el día en el que el verano toca a su fin, una tristeza y una nostalgia anticipadas que cumplen metafóricamente con una vida vivida. El verano es, por antonomasia, una estación particularmente bella que camina especialmente deprisa. Es así como fenece esta estación, indeterminada y confusa… fugaz, como el rumor de un instante.

Lo bueno: La emotividad transmitida a través de primeros planos y el silencio sobrecogedor.
Lo malo: película contemplativa para un público reducido.

Nota: 9/10

Escrita por Sergio Gavilán.

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Cuando escribe hace poesía. Le apasiona escribir, encontrar la palabra correcta para cada momento y el adjetivo más recóndito del diccionario. Para poner en práctica su estilo particular de escritura decidió que aquí podía hacerlo. Además, cada vez le gusta más el cine, sobre todo las películas que hagan pensar. Todas aquellas que tengan un sentido metafísico detrás. No se sabe si conoce a David Lynch, pero quizás debería, ¿no? Twitter: @SergioGaviln1.

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