
Entrevista a Javier Tolentino
En el marco del pasado D’A Film Festival Barcelona 2021, y gracias a la distribuidora Surtsey Films, tuvimos la oportinidad de entrevistar al periodista, escritor y crítico de cine español Javier Tolentino, quien el 2 de julio estrenó su primera película como director con Un blues para Teherán, una oda al cine iraní que nos muestra su cultura, sus voces y su música.
¿Qué le motivo a contar esta historia?
No sé si la palabra es motivar. Lo que más, es curiosidad de si todo lo que me había contado el cine iraní yo podría descubrirlo en Irán. Entonces, empecé a viajar a Irán con la idea de escribir un libro de viajes sobre un cronista español que viaja a Irán buscando canciones antiguas. Ese fue el motivo. Claro que, me di cuenta enseguida, que de esa manera no iba a poder transmitir cosas que con la cámara lo haces mejor. Entonces, respondiendo a tu pregunta, lo que me motivó fue intentar curiosear, intentar descubrir si aquello que me había transmitido el cine iraní… ir a la fuente y ver si era verdad.
¿Cómo eligió el género en el que iba a contar la historia? Pues, se anuncia como un docudrama. Entonces, ¿qué es real? ¿Qué es recreación?
Cuando voy a hacer la película no pienso en un documental, no pienso tampoco en que no voy a utilizar a actores, depende. En el guion ya estaba la búsqueda de personas que yo querría convertirlas en personajes. Entonces, la ficción hay que buscarla ahí. Aunque con estos géneros es muy rollo hablar de eso, ¿no?, pero, se convierte en ficción cuando a tus personas las conviertes en personajes y trabajas con ellos como si fuesen actores realmente. En ese momento, se convierte en ficción.
Y, bueno, yo no sé muy bien lo que es realidad y lo que es ficción. Muchas veces vas por la calle y te encuentras con escenas que parecen secuencias de Chaplin. Así que, yo quería beber de todas las fuentes.
Uno que ha visto tanto cine, y que lo ha analizado, te queda un pozo del que no eres muchas veces consciente. Entonces, va saliendo a medida que escribes el guion, que escribes el proyecto. Bueno, y sobre todo, cuando vas haciendo localización, cuando ya vas rodando y luego en el montaje. Luego, lo que salga, que lo digan los críticos, los teóricos de esto. Pero, no hay una voluntad de hacer un género preciso para esto.
Le quería preguntar sobre el formato en el que grabó, el ratio. Yo, al verlo en un televisor, pude apreciar que se ve a pantalla prácticamente completa. ¿Cómo eligió este formato?
Toda la película, no solamente el encuadre, el punto de cámara, los lugares de localización, las entradas de luz, la oscuridad en las canciones de la chica; todo eso es producto de un diálogo entre todo el equipo. No solamente el director de foto habla de la luz o del espacio, sino yo también, los actores, los personajes. A mí me gusta que se establezca un dialogo con todo, y se vaya eligiendo la opción que yo considero que va acorde a mi estilo. Incluso el montador también tiene que proponerte de aquello que has montado.
Hay algunas cosas claras a la hora de elegir un formato: Una, la naturalidad que me gusta mucho de la fuente del cine iraní, ese plano de pantalla abierta. Dos, cámara fija y que todo lo que tenga que pasar, pasa delante de la cámara. Salvo raritas excepciones, no me gustan los movimientos de cámara, por lo menos en esta película, ya veremos en la siguiente. Por eso, por un punto honrado, un punto imparcial con la realidad que tú ves. O sea, tú no te puedes hacer una cámara subjetiva, porque no eres del país, no eres de esa cultura. Estás asistiendo como observador, y ese es el punto de cámara que yo quería, el plano fijo y que lo que pase, pase delante de la cámara, pero tú no vas a por ello.
¿Cómo fue el trabajo con el director de fotografía Juan López?
¡Maravilloso, fantástico! El pobre ha necesitado un año para recuperarse porque, la verdad es que, no ha hecho falta hacer planes de rodaje, sino que era un gusto. Hasta que no salía lo que queríamos, no regresábamos.
En los planos de los nenúfares, del delta y con la barca, acabamos con insolación. Porque tú imagínate, cuarenta y tantos grados, todo el día allí, cuando llegamos a casa nos tiramos en la alfombra y ni cenamos ni nada, exhaustos. O sea, eso solamente se puede hacer con gente del equipo que va a por todas. Los planos no saben de burocracia o de administración del tiempo, sino que salen cuando salen y, si tú ves que no han salido y estás hipnotizado, como borracho por conseguirlo, hasta que sale.
Hay un material muy bueno que no sale en la película, pero que está en tiempo de trabajo con Juan. Acaba de salir ahora, en una editorial, los apuntes del rodaje que se llama ‘Un blues para Teherán, apuntes’, publicado por Extravertida Editorial. Ahí están muchas cosas que no salen en la película.
¿Es posible que en el DVD o Blu-Ray, si se llega a editar, se pueda meter este material como extra?
Habría que hablarlo con la distribuidora porque, desde luego, hay otra película. Hay muchas cosas que vas construyendo del guion pero que luego en el montaje no te entra. Pero, no lo sé.
¿Cómo fue el proceso de elegir las canciones?, además de las originales compuestas por Tere Núñez y Walter Geromet.
Bueno, déjame que te hable de Verónica Font (sonido y montaje de sonido), Tere y Walter (música original). En el guion, yo ya tenía el blues en la cabeza. No soy músico, pero sí soy de Radio 3, y el programa El séptimo vicio tiene un enganche con la música que es vital. Yo tenía mucho conocimiento de Walter, que está acostumbrado a ver el diálogo de oriente y occidente. Entonces, yo le llamé a él, que vive en Madrid y le dije: “Walter, quiero que me hagas un blues, un blues de derrota, de melancolía, un blues de un país que está roto pero que tiene una historia ancestral, histórica, culta, poética; y necesito un blues nocturno”. Después de varios meses de trabajo, Walter salió con el saxo y nos quedamos todos hipnotizados porque era precioso. Entonces, ya teníamos la canción que daba cuerpo a la película. Después, con Sergi Dies (montaje), con Verónica y con Tere, hablamos de la relación con la naturaleza para conseguir que la banda sonora estuviera relacionada con las aves, que está en los libros persas más sagrados. Entonces, fue un trabajo para conseguir la cadencia transparente y natural de la película, el punto, el tono, y así nace la banda sonora, nace el blues.
Y luego las canciones… yo me hubiese quedado a vivir un año entero solamente por la música. La música es tener un poquito de oído y que te vayan gustando, y vas eligiendo.
Otras de las cuestiones que se plasma en la película son las prohibiciones que tiene la población, como no poder salir del territorio o el testimonio de una mujer del reparto en esa reunión donde dice que ni siquiera puede cantar. Verlo plasmado de esa manera es increíble, tan solo con las breves intervenciones de esos personajes.
Gracias, qué bien que lo veas así. Eso es cine. Esas personas, con toda su honradez, sin ninguna presión, han construido lo que sienten, lo que piensan. Y sin ánimo de militancia política ni de discurso de ningún tipo, lo dicen mientras recogen la cosecha o mientras están desayunando en familia. Eso me gusta, la cotidianidad.
Tras la escena final, me pregunto: ¿está todo contado sobre estos personajes?
¡No, qué va! En una película, yo creo que es sugerir, no puedes aspirar hacer una serie. Esa secuencia final, es más importante lo que aparentemente parece, porque para que la experiencia amorosa se convierta en experiencia real de verdad, tiene que ser libre. Te está diciendo que el amor en Irán tiene muchas dificultades para expresarse. Incluso, esa dificultad la tenemos aquí, con tanto consumo, tanto rollo, la gente no tiene tiempo ni para amar ni actitud. Pero, esta es otra ideología, la de ellos es que el amor no tiene sitio y se reprime. Tu pareja ya estará decidida por la familia, consensuada, hablada, presionada y ahí no cabe mucho (…) y sin embargo hablan de amor y de búsqueda en una vía pública, en un parque.
¿Veremos más sobre Irán en su cine?
Yo creo que no. Estoy seguro que no, no sé, algo tendría que pasar… pero no, porque entonces yo sería esclavo de mi primera película. El próximo va a ser Cataluña.
Esa iba a ser mi siguiente pregunta: ¿qué próximos proyectos tiene en general?
El próximo proyecto, que ya está, que ya hemos hecho localización, tiene que ver con la Cataluña inmortal que yo siento. Tiene que ver con Un blues para Teherán en que será la misma actitud. Es un país que quiero, que tengo mucha referencia de su cine y que yo creo que desde una serie de canciones puedo transmitir lo que yo siento por este país, por una Cataluña que a mí me parece muy malinterpretada hasta este momento.
Para las personas que no conocen su trayectoria, que no han escuchado su programa de radio o los que no han leído sus libros; cito el título de uno: El cine que me importa. Entonces, vamos a responder esa pregunta: ¿cuál es el cine que le importa a Javier Tolentino?
El cine que me importa es el que a mí me emociona, o sea, es el cine que no tiene mucha manipulación, muchos efectos especiales. Es un cine casi como un poema, que se deposita encima de la mesa a través de las imágenes de la pantalla y que no tiene una actitud arrogante y no tiene una actitud de ganar millones ni de invadir todas las salas de cine del planeta. Es un cine que casi pide disculpas por entrar en tu vida o en tu cabeza, en tu corazón. Ese es el cine que me importa.
El libro está agotado, quizá en alguna plataforma se consiga. La verdad es que me gusta mucho que lo cite porque, aunque son ensayos sobre películas que uno ha visto, yo creo que es un ensayo más de pensamiento que de estrictamente cinematográfico. Me baso en las herramientas del cine, pero interpretamos un poco la realidad de este tiempo nuestro.
Ojalá que esta película haga posible que todo su trabajo sea descubierto por aquellas personas que aún no lo conocen y que los libros se reediten.
Pues, muchas gracias, ojalá. Que oigan los de Larousse esta invitación.
Puedes leer nuestra reseña de Un blues para Teherán aquí.
Entrevista realizada por Gabriel Bonanni Caldeira | 🐦 Twitter | 📷 Instagram |

