
Beginning
‘Beginning’ es una obra incómoda y absorbente; fría y visceral. Puro arte.
Título original: Dasatskisi
Dirección: Dea Kulumbegashvili
Guion: Dea Kulumbegashvili, Rati Oneli
Música: Nicolas Jaar
Fotografía: Arsheni Khachaturan
Reparto: Ia Sukhitashvili, Kakha Kintsurashvili, Rati Oneli.
Fecha de estreno: 04/12/2020
País: Georgia. Duración: 130 min. Género: Drama, Religión.
Distribuidora: Surtsey Films. Cines: 20. Trailer.
Sinopsis: explica la historia de una comunidad de Testigos de Jehová que ha sido atacada por un grupo extremista. En pleno conflicto, el mundo de Yana, la esposa del líder de la comunidad, se desmorona lentamente. La insatisfacción interior de Yana crece mientras lucha por encontrar sentido a sus deseos.
Arte puro. Puro arte. Lo digamos como lo digamos, estas dos palabras, juntas o separadas, definen perfectamente Beginning, el debut en el largometraje de Dea Kulumbegashvili. La película arrasó en la última edición del Festival de San Sebastián, en la cual se llevó cuatro premios (mejor película, dirección, guion y actriz) y no es de extrañar, en absoluto. La cineasta georgiana rescata esa esencia artística del maestro Andrei Tarkovsky y otros maestros del cine que parece desvanecerse poco a poco, y cada año más, en pos de la taquilla. Y es que cada vez hay menos Autores (sí, con A mayúscula) genuinos que construyan sus obras sin buscar el beneplácito del gran público, un público cada vez más acomodado (en su sofá) en unos parámetros fílmicos cada vez más endebles y repetitivos.
Ante este panorama, Kulumbegashvili se atreve a presentarnos una propuesta completamente valiente y nada complaciente, ni con el público ni con la protagonista de su historia. Se trata de un personaje perdido en la insana búsqueda de la satisfacción de sus deseos, del camino de no retorno desvelado al espectador de una manera a veces cruda, habitualmente árida y siempre incómoda. Desde sus primeros compases, Beginning nos advierte de que lo que vamos a ver durante sus 130 minutos no va a ser un camino de rosas. Y, en su desarrollo, en el pesadillesco camino del personaje principal, el espectador que consiga mantenerse en pie sobre este peculiar trapecio será partícipe y compañero de viaje del personaje interpretado por la actriz Ia Sukhitashvili.
Ia se encarga de protagonizar la mayoría de los planos fijos en un film en el que rara vez, y de forma muy acertada, se mueve la cámara. Además, dichos planos están muy bien concatenados en un montaje perfecto que consigue conformar un conjunto compacto formado por piezas inmóviles físicamente, pero en constante convulsión emocionalmente, dejándonos, a la postre, una obra incómoda y absorbente; fría y visceral. En definitiva, la película más valiente y arriesgada del año. Una cinta necesaria para recordarnos que el cine es mejor cuando vuela libre y sin barreras.
Lo bueno: Kulumbegashvili nos devuelve la esencia del cine en todo su esplendor.
Lo malo: Que mucha gente no se atreva a aceptar una propuesta tan arriesgada.
Nota: 8/10
Escrita por Eduardo Bernal.

