
Papicha, Sueños de Libertad
‘Papicha, sueños de libertad’ es una película que se ve pero, sobre todo, se vive.
Título original: Papicha
Dirección: Mounia Meddour
Guion: Fadette Drouard, Mounia Meddour
Fotografía: Léo Lefèvre
Música: Rob
Reparto: Marwan Zeghbib, Lyna Khoudri, Shirine Boutella, Amira Hilda Douaouda, Yasin Houicha, Zahra Manel Doumandji, …
Fecha de estreno: 07/08/2020
País: Francia. Duración: 106 min. Género: Drama
Distribución: BTeam Pictures. Tráiler
Sinopsis: ambientada en la Argelia de 1990, cuando el país se encontraba en una revuelta moral y religiosa donde el sector más conservador del Islam tiene la intención de adoctrinar a la población a través de la propaganda y el terrorismo. A partir de aquí, explica la historia de Nedjma, una estudiante universitaria y liberal que está en contra de la desigualdad, que decide enfrentarse con valentía mediante su pasión por la moda y la independencia femenina.
Papicha, sueños de libertad, opera prima de la argelina Mounia Meddour, es una visión muy cruda acerca de la realidad que se vive en Argelia ante el abuso dogmático del Islam. A través de la vida de Nedjma, presenciamos la lucha de las mujeres por defender sus sueños y su dignidad. El filme logra plasmar la fuerte opresión ejercida por la sociedad y la sensación de sentirse controladas y vigiladas mediante el miedo, el conformismo, la resignación y la superstición.
La humanidad de las mujeres protagonistas es representada poética y heroicamente cuando vemos su sinergia, su naturaleza femenina y su compasión. Sus miradas transmiten ilusión e indignación, amor y rabia. Personalmente, al ver la película, lloro desconsolado mientras el ímpetu y el humor de las chicas me saca una modesta sonrisa que me devuelve el corazón al pecho.
El ritmo y el montaje de la película es muy bueno y acertado, valiéndose visualmente de la cámara en mano que nos da un tono más realista y testimonial. Tiene un equilibrio muy efectista en las escenas: son tranquilas y esperanzadoras hasta que son interrumpidas abruptamente por situaciones violentas que generan terror y desamparo. El fundido en negro constante es un efecto de transición que genera una sensación de duelo por lo que acabas de ver y un momento en el que solo puedes suspirar ante lo inaudito, lo increíble y lo injusto. Su banda sonora es espiritual, que grita y sale del alma. La pieza que acompaña sus créditos finales es un consuelo ante lo que acabas de vivir, y no simplemente ver.
Lo bueno: La acertada voz feminista que consigue empatía, conciencia social y humana.
Lo malo: Aunque el guion es muy equilibrado, no puede evitar ser efectista y previsible en algunas situaciones.
Nota: 8/10
Escrita por Gabriel Bonanni Caldeira.

