
Ya No Estoy Aquí
‘Ya No Estoy Aquí’ es la demostración de que la música puede convertirse en antídoto para una sociedad herida (de muerte).
Título original: Ya no estoy aquí
Dirección: Fernando Frías de la Parra
Guion: Fernando Frías de la Parra
Fotografía: Damián García
Reparto: Juan Daniel García, Coral Puente y Angelina Chen
Fecha de estreno: 26/05/2020
País: México. Duración: 112 min. Género: Drama social.
Distribución: Netflix. Tráiler.
Sinopsis: explica la historia de Ulises Samperio, un chico mexicano de 17 años que, tras un malentendido con miembros de un cártel local, se ve obligado a emigrar a Estados Unidos dejando atrás lo que más le define: su pandilla, el baile y las fiestas que tanto ama.
Existen numerosos ejemplos de cómo la música logró desactivar, al menos en parte, la bomba de relojería que es esa mezcla envenenada de pobreza, miseria y violencia. Sea del lado de los que la tocan o los que la bailan, la música resultó siempre una alternativa a una vida miserable. De esto –y otras cosas- va esta película de Netflix que no parece de Netflix.
Ya no estoy aquí nos cuenta la historia de Ulises, un exponente de un grupo de cholombianos, mientras nos adentra en el mundo de las bandas callejeras que surgieron en los años 90′ en Monterrey (México). Éstas se dedicaban a tocar y bailar “cumbia rebajada”, una adaptación de las cumbias colombianas que relantizaba las canciones para que «tengan más sentimiento”. Esta pandilla, que tomó la vestimenta del movimiento de «los cholos» surgido en EEUU en la década de los 70′ y lo aunó a un curioso peinado distintivo, es ya curiosa de por sí, aunque no es lo único que nos cuenta el film.
La película va más allá y trata el obligado desarraigo por culpa de la violencia narco que muchos mexicanos sufren y se ven forzados a padecer. Además, explica la dura adaptación a un país y a un idioma que no son los propios y muestra cómo Latinoamérica expulsa, cada vez con más asiduidad y crudeza, a sus habitantes. La película nos habla además de una sociedad rota, con pocas oportunidades de recomponerse y de cómo la música puede ser esa luz al final del túnel que puede llegar a salvar a un chico de barrio marginal de una muerte violenta.
Lo bueno: Nos permite conocer de cerca esta tribu urbana desconocida y refleja de forma admirable el drama social de las últimas décadas en México.
Lo malo: A pesar de ser auténtica, la jerga cholombiana a veces nos pierde. Mejor verla con subtítulos.
Nota: 8/10
Escrita por Daniel Amoedo Barreiro.

